top of page

Victimismo: cuando la herida se convierte en identidad

Una reflexión desde mi nuevo alias estos últimos días: Nombre Tonterías, Apellido Las Justas

Últimamente estoy en modo Tonterías las Justas. Ese es mi nuevo alias estos días: Nombre Tonterías, Apellido Las Justas. Y si tuviera que añadir un segundo apellido… sería algo como Responsabilidad Cuestionable. Aunque ya estoy en proceso de cambiarlo. 😉


En este artículo te comparto una reflexión honesta (con humor incluido) sobre lo que ocurre cuando nos instalamos en el victimismo sin darnos cuenta.


No es una lección ni una solución mágica. Es más bien una colleja suave que me doy a mí misma... por si a ti también te sirve.


¿Por qué hablar del victimismo?


El victimismo no es solo una actitud puntual. A veces se convierte en una forma de vivir, de relacionarnos, de mirar el mundo. Y aunque en su momento puede habernos protegido o ayudado a pedir ayuda, si se alarga demasiado puede convertirse en un freno para la transformación emocional.

Supongo que, en su día, tuvo sentido. Sirvió para sobrevivir cuando no sabíamos cómo hacer otra cosa. O eso quiero creer. Porque si lo seguimos usando, por algo será. Y eso no está ni bien ni mal.


El problema no es haber pasado por ahí. El problema puede ser quedarse.

¿Cómo me doy cuenta de que sigo ahí?


Aquí van algunas señales que yo misma he reconocido (y sigo reconociendo):

Me repito historias en bucle.

Frases como “todo me pasa a mí”, “ya lo intenté y no funcionó”, “es que no puedo”... ¿Te suenan?


Espero que el cambio venga de fuera.

A veces me sorprendo esperando que alguien, algo o la vida cambien las cosas por mí.

Y mientras tanto… no me muevo.


Confundo responsabilidad con culpa.

Cuando me digo “es mi culpa”, me hundo. Pero cuando entiendo que es mi responsabilidad, me activo.


Me molesta ver el victimismo en otros.

Y ahí me pillo: si me irrita tanto, algo mío hay ahí. Porque sí, las personas espejo están por todas partes.


¿Y ahora qué hago con esto?


La solución no es dejar de sentir. Ni exigirse estar bien todo el rato. La clave está en pillarte.

En dejar de justificarte con tanta elegancia. En reconocer:


“No es que no pueda. Es que no quiero. Y eso ya es otra cosa.”

Y si no quieres cambiar aún, está bien.

Solo que no te mientas.

Porque ahí empieza el movimiento.


una mirada más, sin recetas


No escribo esto porque tenga una verdad absoluta.
Lo escribo porque hoy me pillo.
Porque hoy me incomodo.
Y porque hoy me bajo del drama... aunque sea un rato.

Hoy me recuerdo: Tonterías, las justas".

No es receta, ni fórmula mágica.

Solo una mirada más.

Pruébatela… o déjala pasar.


Un abrazo, Sandra ❤️

 
 
 

תגובות


bottom of page